lunes, 8 de abril de 2013

A veces sí


A veces pasa que de pronto, sin aviso, se abre un paréntesis y arranca una historia con mayúsculas.

Como si las palabras que dije con fervor hubieran pertenecido a otra boca, las condenas a otras leyes, las despedidas a otros cuentos. No hay espacio para mirar atrás ni caminos que trazar para llegar a algún supuesto lugar. Y todo acontece como lo planeamos siempre, en algún momento de nuestra vida intangible entre la realidad y la mentira.

 

A veces pasa, también, que se empiezan capítulos retomando el final anterior. Se mezclan las palabras, se confunden los tiempos. Y hay lluvias iguales a otras lluvias pero que duelen distintas y distintas desaparecen para que todo vuelva a ser igual. Esto no pasa tan de pronto pero tampoco avisa. Y casi ya no pasa, así que cuando pasa, llueve torrencialmente por todas las estaciones que hasta ahora vivimos, rechazamos, abrazamos, escribimos, subrayamos.

 

A veces pasa que decimos con puntos suspensivos. Y siempre cambiamos de renglón para no tener que terminar la frase.

 

A veces vivimos muy bien. Con mayúsculas, comas, puntos y títulos y nos dejamos notas al pie sin necesidad de suspender los puntos.

 

A veces llueve y se juntan varios A veces. Y pienso con nostalgia en los lejanos, con angustia los frustrados, con desconfianza los inconclusos, con calor los últimos, con complicidad los secretos, con fidelidad los callados, con intensidad los efímeros, con amor todos y cada uno.

 

(Y nada puede ser tan hermoso como esto)

 

 

Y todo lo que pasa, pasa tan de A veces que así va sucediendo la vida,

Tengo nuevos renglones y voy hacia los finales de cuento.

Si abro el paréntesis que sea en el margen, aunque a veces pasa tan de pronto, sin aviso, que llueve torrencialmente y soy yo la que empiezo a pensarte.

 

Ahora podemos poner puntos y flotar en los suspensivos.

Y el viento siempre llega. Ya no hay nada que curar.

 

(Y nada puede ser tan hermoso)