lunes, 20 de junio de 2011

Motivo (Bienvenidos!)



Los dos echamos cuentas, Kelly llego a una conclusión, supo que tenía que olvidarme. Y yo concluí que… que la había perdido, porque nunca podría salir de aquella isla, moriría allí totalmente solo. Me pondría enfermo, me lastimaría o algo.
Lo único que podía elegir, lo único que podía controlar era el cómo, el cuándo y dónde iba a pasar, así que, fabriqué una cuerda, y subí hasta aquella cima para ahorcarme, pero tenía que probarlo, claro, ya me conoces y el peso del tronco rompió la rama del árbol, así que, ni siquiera pude matarme como yo deseaba, no tenía poder sobre NADA.
Fue entonces cuando una sensación me envolvió como una cálida manta. Supe, de alguna manera,  que tenía que sobrevivir. Como fuera, tenía que seguir respirando.  Aún sin motivo para la esperanza. La lógica me decía que no volvería a ver este lugar de nuevo. Y eso es lo que hice. Me mantuve vivo. Seguí respirando. Y  un día esa lógica resultó estar equivocada, porque la marea trajo una vela con que navegar, y aquí estoy, de vuelta en Memphis, hablando contigo, tengo hielo en mi vaso… y he vuelto a perderla otra vez. Estoy tan triste por no tener a Kelly… Pero estoy tan agradecido porque ella estuvo conmigo en esa isla. Y ahora sé lo que debo hacer, tengo que seguir respirando, porque mañana saldrá el sol. Quién sabe qué traerá la marea.




We both had done the math. Kelly added it all up and... knew she had to let me go. I added it up, and knew that I had... lost her. 'cos I was never gonna get off that island. I was gonna die there, totally alone. I was gonna get sick, or get injured or something. The only choice I had, the only thing I could control was when, and how, and where it was going to happen. So... I made a rope and I went up to the summit, to hang myself. I had to test it, you know? Of course. You know me. And the weight of the log, snapped the limb of the tree, so I-I - , I couldn't even kill myself the way I wanted to. I had power over *nothing*. And that's when this feeling came over me like a warm blanket. I knew, somehow, that I had to stay alive. Somehow. I had to keep breathing. Even though there was no reason to hope. And all my logic said that I would never see this place again. So that's what I did. I stayed alive. I kept breathing. And one day my logic was proven all wrong because the tide came in, and gave me a sail. And now, here I am. I'm back. In Memphis, talking to you. I have ice in my glass... And I've lost her all over again. I'm so sad that I don't have Kelly. But I'm so grateful that she was with me on that island. And I know what I have to do now. I gotta keep breathing. Because tomorrow the sun will rise. Who knows what the tide could bring.

Paris, Iván y un balcón



  Estoy en Londres. Son las 12.06 am. Ya es sábado 24 de julio. Y ya me siento de viaje. Empecé a sentirme de viaje cuando me subí a una bicicleta y empecé a volar sin importarme las ocho ampollas que me hacían ver las estrellas cada vez que pisaba y sin importarme que la pollera se me subiera hasta la cabeza. Era bueno y excitante sentir el viento en todos lados. Casi, casi podía volar, controlar mi cuerpo, avanzar, correr, disfrutar de la naturaleza, admirar el milagro de la sombra, escribir poesías con las piernas y dejar cada uno de mis sueños en los pedales. Y cerrar los ojos…
  Es hermosa París. Es romántica, armónica. Se parece a licor de limón y mousse de chocolate, a panqueque de manzana quemado al rhum, a besar por primera vez a un hombre y sentir cómo te agarra con delicadeza la cintura, a caminar con tacos y sentirte dueña del mundo. París… Qué belleza. ¡Qué mujer! Anciana, sabia, experimentada, veterana, con cicatrices históricas y rasgos soberbios. Sangre perdida en diminutos monumentos, gigantes de piedra a lo largo y a lo ancho listos para la foto y para contar alguna historia del pasado, y…. el Arte. Lo mejor del mundo: el ARTE. La maravilla, la fascinación que sentimos los que fuimos bendecidos por ser capaces de conmovernos apreciando colores, combinaciones, formas, expresiones, sonidos, lo que sea que nos llegue, porque queremos que nos llegue, que nos toque, que nos hiera. Amé el arte de París. El del Louvre y el de un balcón de alguna calle de algún lugar de la ciudad cuando la luna se posó a descansar y me lastimó el amor que no me acompañó a Paris y encontré en ese balcón perdido con una ventanita que creí conocida.
  En París fui a museos, me perdí por la calle, caminé horas eternas bajo el sol, me deshidraté y creí morir cuando subí 256 escalones, visite un palacio, almorcé sentada en la vereda, me indigné por los baños unisex,  me enamoré de los hombres franceses, hablé en inglés, admiré la Opera y, entre tantas otras cosas, me emocioné con un cuadro.
  Lo que más me gustó fue andar en bicicleta. Suelen decir que lo mejor llega cuando uno no lo espera, o algo así. No sé. Nunca le hago caso a lo que se suele decir. (no sé bien a qué le hago caso).
En Paris te hablé mirando un balcón, no estabas ahí, yo lo sabía. Y seguí andando.
A pesar de todo me gusta perderme.